Estaba Dios con Ella y era Ella
la Esperanza de Dios aquella tarde,
un martes quizás, el primer martes
que el hombre llamó santo.
Metáfora de luz en el origen
fue el día del prodigio. Llegó el Ángel
y dijo: "Dios te salve, María".
Hija del Hombre y Madre de los hombres
por la Gracia del Hijo. Tuyo es el signo
de la Esperanza del mundo, "fruto bendito
de tu vientre", Jesús, el Cristo,
refugio para siempre de los pobres.
Que el espíritu sea la justicia
y el amor se haga vida por la obra del espíritu.
Dichosos los que aman, los que buscan la paz,
los que sufren por el pan de la verdad
de cada día. Dichosos los que llegan hasta Ti,
Esperanza de los naufragos del mundo,
mar poderoso de la Ciudad en sombra
donde ponernos.
Tuya es la paz, María, faro y luz,
Esperanza y Esperanza,
Esperanza que como estrella brilló en la Epifanía
de la noche primera: Dios con nosotros.
Que el Verbo se hizo carne por tu carne,
Esperanza de Belén, Salve, María.
Estaba Dios con Ella y era Ella
la hermosa nave de la tarde
varada sobre el mar de su barrio
el del Pilar.
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