Es ahora… cuando la interminable espera de todo un año se vuelve desvelo. Es ahora…cuando la claridad de los días de cuaresma se tamiza por los ventanales de las aun frescas estancias que disuelven en su ambiente el olor a cera apagada y naftalina incensada. Es ahora… cuando los rincones de mi vida diaria se revisten de sargas púrpuras y enlutadas, nacaradas y añiles, cetrinas y pajizas, esperando su día para vestir una ilusión que vive en la edad de los sueños, esa edad en que todo es posible. Es ahora…cuando todas mis férreas convicciones me abordan en caótico tropel, y me sumergen en un momentáneo y profundo desasosiego… Y, paseo hasta las Templos, allí en donde Dios arrincona los estertores de Su Pasión por unos días, dorados retablos de rancios y añorados recuerdos, y desciende, se pone frente a nosotros, a nuestra altura, para que lo contemplemos, lo percibamos, lo sintamos como esa brisa fresca de la mañana, lo admiremos, y busquemos su mirada, frente a frente, mirándolo a la cara, e hilvanemos una añoranza más con la envoltura de la tradición, del rito, de la usanza, de la vieja pero siempre presente y vieja usanza, en lo más íntimo de nuestros sentimientos, cuidados y pulcros, recién salidos del encuentro con los sentires de nuestra Cuaresma única... Estamos en vísperas cuando esto escribo... vísperas son los días del prefacio de la primavera...vísperas son el memorial de intimidades susurradas en el encuentro del Domingo de Pasión, Ramos adelantados, tarde plena de Gracia y Amparo en los pies benditos de su Hijo Nazareno. Pero que verdad es que nada hay como el momento real y verdadero. Nada como el momento mismo del encuentro, de la vivencia. Un instante que bien vale su brevedad...
2 comentarios:
preciosa foto, lástima que con el avance de las tecnologías, no podremos volver a ver este templo con el explendor que tenía.
preciosa fotografía, lástima que por culpa de las nuevas tecnologías no pueda volverse a repetir
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