Sabes…cuando contemplo a la Virgen
en aquel diluvio de flores, creo más firmemente en la Resurrección, en que los
que se han ido nunca lo hacen del todo y sus almas están en cada fulgor de su
palio, en cada suspiro que a su paso se escapa, en cada plegaria que hasta su dulce
gesto vuela y en su cara nacarada se planta…
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