Pasan desapercibidos para casi la mayoría de la gente que transita día tras día junto a ellos, pero para otras muchas personas son enclaves de la Ciudad, donde, tienen un pedacito de su devoción fuera de los muros de una iglesia. Para muchos quizás sea solo un cajón hecho en la pared, o una estatua mas, pero, para los que somos cristianos son estampas vivas y dan testimonio de que este país sigue siendo católico y apostólico, por mucho que lo quieran convertir en aconfesional, laico etc..etc.
Por todo esto debemos cuidar y ahora mas que nunca todos estos pequeños altares que están a pie de calle y que de una forma u otra nos recuerdan y les recuerdan nuestra condición y nuestra fe.
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