Imagínate cómo es la mirada de Dios sobre la mujer que Él
creó y eligió para que fuera su madre: una mirada llena de amor, de
predilección, de gozo y complacencia. Hasta donde te sea posible, cuando
comiences el Avemaría apropia la mirada de Jesús sobre su Madre y salúdala con
las palabras del Arcángel Gabriel en la anunciación. Desde lo más profundo de
tu corazón dile: "alégrate María".
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