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domingo, 12 de febrero de 2012

Es María...

María es la belleza de la tierra entera. María es el trabajo y la Salud del mundo. Es el fuego y la luz, la voz que desgarra la noche y la noche misma que nos abisma en sueños. María es la flor, y el incienso,  y el costal,  y la plata,  y la cera, y esa fuga barroca que son cientos de nazarenos en las calles, capirotes morados, blancos, negros, azules, rojos, verdes, terciopelos, sargas, lanas, ocres y malvas de la tarde, imágenes borrosas en la niebla de piedra de la Catedral ciudadrealeña, capas que flotan, cinturones de esparto, de cáñamo, de cuerda nudosa y franciscana, cíngulos de oro, de sedas, de hilos morados, pupilas que chispean como llamas minúsculas   desde los ojos del antifaz. ¡Cuanto hay de María en la emoción de cada nazareno de Ciudad Real, de cada ciudadrealeño! Y es María también la palabra que comunica el Amor, y también es dulce capricho, y también es reconfortante calor, y como no Ella es la luz, la que ilumina la noche y la que es hoguera por si sola y María es...es finalmente ternura de una  Madre que sigue desconsolada a su Hijo en el camino más triste y desesperante de la historia de la humanidad.

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