Lástima que la Misericordia no irradie con todo su esplendor. A veces siento esas espinas que sostiene en su mano como si me pincharan a mi misma. Pero al fin... Comienza la espera tan soñada. Feliz cuaresma, hermano.
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Lástima que la Misericordia no irradie con todo su esplendor. A veces siento esas espinas que sostiene en su mano como si me pincharan a mi misma.
Pero al fin... Comienza la espera tan soñada. Feliz cuaresma, hermano.
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