Entre oscuras sombras, con la cabeza siempre baja, sin fijar la mirada y con el feroz látigo que ellos acostumbran a usar siempre amenazante, la palabra hiriente y falsa.
Así se nos representan esos mal llamados “cofrades “de alto “copete”, traje y atril fácil, de palabra amable de frente y de feroz e injurioso flagelo por detrás, que no dudan en usar cual sayón cruel, hasta abrir las más profundas heridas en cualquiera de sus hermanos.
Esa es la clase de supuestos cofrades que amparados en cualquier tipo de poder, lanzan sus fustas contra todo aquel que les pueda hacer sombra, o se atreva a objetar sus opiniones o mejor dicho sus caprichosos mandatos. Contra esta fauna usemos el lazo morado: “Salvemos nuestra Semana Santa”.
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