Circula por nuestro particular universo cofrade uno de los tontos de nueva creación.
Diríase de este tonto que si no tuviese nada que apuntar, o acto en el que contar se pondría en la puerta de cualquier colegio, iglesia o delegación de hacienda a contar cuantos pasan sin mochila, sin mojar sus dedos en agua bendita o que numero intenta saltarse el arco detector de metales, para luego a los infractores sancionarlos en cada caso con: retirada de subvención con la que en la hora de recreo se compran un bocadillo, aporte económico doble en el cepillo a la hora de la petición o en caso de devolución pagar a hacienda lo devuelto.
Es más, este tipo de tontos sale a la calle siempre con una carpeta, un folio en blanco y un bolígrafo, por si se encuentra alguna boda, atasco o excursión escolar a la que pueda apuntar y sancionar, si no van más de 10 o alguien rebasa los espejos retrovisores sin ser peatón, con lo que también quedará sancionado.
Nadie mejor que él domina el contar sin usar los dedos, usa la mirada para de una pasada saber cuántos individuos y de que gremios se encuentran reunidos en una sala, por grande que esta sea.
No se le escapa nadie y es capaz en una sola pasada contar gente, niños, cosas, distingue entre hombres y mujeres y aún con la cara tapada puede adivinar si quien se esconde detrás es jefe, superjefe o mediojefe.
Este tipo de tonto debería estar en extinción inmediata, y atraer a la gente por la calidad en los contenidos y no por la cantidad que deja de entrar en las arcas de cada comunidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario