El tercer pregón de la hermandad de la soledad no defraudo, estuvo preñado de recuerdos, sentimientos, anecdotas y sobre todo de la palabra sabia, viva y desenvuelta de una persona que sí ha hecho algo por nuestra Semana Mayor, aunque los premios y reconocimientos corrieran como cañas de cerveza en un acto paralelo y los mandamases, como siempre azuzados por la "varadorada" del poder mal establecido no perdieran la oportunidad de llevarse a casa un nuevo regalito en forma de que sabe nadie para presumir de un reconocimiento que solo sale de unos pocos que actuan movidos por la incultura y la venganza cofrade y personal. Que mal dice de ellos utilizar la Semana Santa para sus venganzas personales.
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