Esa es la fe verdadera, la que cada tarde de Viernes de sus Dolores sale a la calle para que las Reinas de la Caridad y la pobreza no se sientan solas, la que golpeará con un puñal el corazón de sus preocupaciones, La que pide por nosotros olvidándose de pedir únicamente por Ella.
Esa es la fe verdadera, la que nos arenga a creer en unos misterios sagrados, la que vence al tedio y al escepticismo con una simple oración sincera, la que deja en manos del destino lo que el destino tiene marcado sobre nosotros.
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