Y...habrá gritos y lágrimas, oraciones, humildades y orgullos, dolores y gozos. Ciudad Real será entonces como la Jerusalén de hace más de veinte siglos, corazones sensibles y corazones duros contemplaran el paso de Jesús Nazareno, asombrados unos de sus Penas, pidiendo otros que su Prendimiento y definitiva crucifixión sean solo un sueño, suplicando algunos la Piedad y el milagro, crueles acaso ante la Caída del condenado, conmovidos los más frente al calvario donde muere un hombre sin culpa.
Y...habrá pureza de azahares en el aire y traspasara la ciudad una fina brisa cargada de olor a María en su Quinta Angustia, que terminará en Amor clamoroso que desde los Remedios se extiende para todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario