El párroco de la iglesia de San Pedro, Alfonso Cabezuelo, denunció ayer públicamente el robo de la llave del sagrario y de un expositor del Santísimo, una pequeña custodia, de aproximadamente 15 centímetros, después de haberlo puesto en conocimiento de la Policía Local y dar cuenta del suceso ante el Obispado.
Un «acto de profanación», un sacrilegio que tuvo lugar a finales de la pasada semana en el marco de la celebración de un entierro, según puso de manifiesto el religioso.
Aprovechando la coyuntura, el presunto ladrón o los supuestos autores accedieron a la capilla del Santísimo de este templo, situado en la calle General Rey, en el centro neurálgico de la capital. «No sabemos cómo ha podido ser, porque estaba abierta para que la gente pudiera pasar a rezar y el sacerdote que ofició la misa se encontró con el hurto cuando fue a llevar la reserva eucarística», indicó Cabezuelo a este respecto.
un sacrilegio. El robo les ha obligado a sustituir la urna donde se guardan las hostias consagradas y, aunque el valor económico de las piezas sustraídas «no es mucho», en sus propias palabras, el sacerdote se mostró indignado por lo acontecido. Y es que «no es la primera vez que algo así sucede», según se desprende de su testimonio.
«Durante las misas hay gente que se dedica a llevarse carteras y bolsos ajenos», manifestó a La Tribuna el párroco de San Pedro, una iglesia que fue construida entre el último tercio del siglo XIV y el primero del siglo XV. No en vano, es una de las más antiguas de la capital.
Afortunadamente, ningún objeto valioso del templo fue robado o destrozado tras advertir la ausencia de la llave del sagrario, así como del expositor, aunque ello no le reste gravedad al acto.
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