Los fanatismos que debemos temer, son aquellos que pueden confundirse con la tolerancia...
Definitivamente a más de uno se le fue la olla, y lo peor, es que se les va a los que dicen tener el poder, el control, el dominio, cuando realmente lo que tienen es la vida absorbida por la frustración, la permanente paranoia de ver y buscar fantasmas, y la endiablada costumbre de pensar que la gente no tiene vida propia, libertad, derecho a la expresión y lo que más les falta a los obsesos, talento.
Sesgan la información, la manipulan, la tergiversan, hacen de la capa el manto de sus incapacidades, y se creen con el derecho de etiquetar a sus propios hermanos -palabra que cada vez produce más hilaridad en el ámbito cofrade- para que su cohorte de bufones amedrentados le rían la gracia que jamás tuvo.
Los nuevos CSI cofrades, no se dedican a catalogar documentos, esculturas o patrimonio, ni a la recuperación de archivos, tampoco a dar forma a la historia verbal de las cofradías... escanean, fotocopian, imprimen, lo que les asusta: que la gente opine desde la libertad, y emplean todos los medios sociales a su alcance: el chivatazo, la conjura, el soplo... y la basura de sus nicks. Se mueven como topos en las páginas de la canalla periodística, en foros, y la novedad es en las redes sociales. Quieren saber de ti: qué dices, qué haces, qué piensas, qué opinas, quien te sigue, sorprendiéndose de que la gente haga lo que le place en hablando de cofradías, ni más ni menos, que lo que de toda la vida de las mismas se hizo delante de un botellín de la cruzcampo, o en la misma Casa Hdad.
Nada como rodearse de gente mas tontos que ellos para sobresalir y manejarlos a su antojo...
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