Dicen que la auténtica devoción nace de un momento vivido, de una mirada empañada, o de sentir un pellizco en el corazón al cruzar con Él o Ella una mirada iluminada. Pero habría que ir mas allá aun, ¿qué experiencia personal, favor o petición nos ha dispensado esa imagen de nuestros sueños? porque sin dudarlo un segundo, cada uno de nosotros nos acercamos con fe y devoción a dialogar con nuestras más hondas devociones implorándoles salud, trabajo, que cuide de nuestros familiares, amigos y tantas y tantas cosas…y nuestra fe, nuestra devoción sin duda alguna hace posible y realidad cada una de esas intimas peticiones y plegarias. Sus manos son naturalmente la mejor medicina, terapia, solución o como queramos llamarle para estas difíciles situaciones que se viven en la actualidad.
Pedirle mucho, rezarle más… Foto: Costaleros del Arte
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