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sábado, 16 de julio de 2016

La ciudad y sus tiempos



Es el tiempo de la Virgen del Carmen, y el inmaculado de su mirada ha cuajado un cielo de ilusiones y ausencias sobre el siempre ansiado horizonte del aguardo. Para los creyentes, la intención última de las súplicas comenzará a pasear por la vereda de los labios al presentir la gracia de la Madre del Hijo de Dios gloriando los rincones de su barrio.
Y para esta ciudad... Para esta ciudad es una intimación con los duendes de la tradición, con las raíces de nuestros más hondos ritos, con la liturgia de nuestras tradiciones más rancias y así  atemperar los pellizcos de esa bocanada de nostalgias, esas que perfilan con encaje y bordados los sentidos al esbozarse la luna clara.
Dispondrá en blanco las alforjas de las leyendas para que la añoranza rotule  con arrullos aquello que hallarán los nuestros cuando los años se revistan de recuerdos tiznados de historias contadas al amparo, siempre a su amparo de Madre de la Divina Gracia.

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