Una foto es ese instante único, irrepetible, congelado en el tiempo... Una décima de segundo engarzada en nuestra retina para disfrutarla toda la eternidad. En nuestra Semana de los sueños hay estampas que pertenecen ya a la heredad común. Imágenes que por singulares, por difundidas y por lo que en sí mismas evocan o representan podrían componer la mejor colección para la sala de los recuerdos de nuestro particular museo de la memoria cofrade. Hoy escojo esta de mi colección, de la galería de las lágrimas. Porque será difícil que algunos de los que la vean no mojen sus ojos al contemplar que se encuentra incompleta. La presento huérfana, con la ausencia de alguien que hace ya dos cuaresmas cumple sus sueños cerca de Ellos. Aunque David no aparezca en ella para muchos siempre estará ahí con su fuerza, un poco más cerca cada cuaresma, regalándonos fragmentos de una vida corta pero plena, de unos sueños que pronto, muy pronto también serán parte de su historia.
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