al ver lo que va sufriendo
el Hijo de tus entrañas
atado como vulgar reo,
yo sé que has escuchado
las suplicas y lamentos
que entre rezos y plegarias
te piden quedo, muy quedo.
Y yo, Señora, te canto
con cariño al regazo de tu luz:
¡Qué bonita te hizo Dios
Madre mía de la Salud!
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