La luna de Nisán hará su oficio de belleza en las piedras centenarias de la ciudad y se perfila tu cuerpo en cada esquina. Hay varales de plata meciéndose calle arriba. Incienso, cera y flor son las ofrendas de estos magos del arte que convierten Ciudad Real en una primaveral epifanía. Se cumplen, escrupulosamente, los ritos del perfume y de la música. Y es ley la tradición.
¿Tradición familiar? ¿Tradición estética? ¿Tradición de amistad? ¿Tradición litúrgica? ¿Tradición de fe?
¿Por qué estamos aquí? ¿Qué hago yo, qué hacemos cada uno de nosotros en este cortejo tuyo?
Dime, Señor, ¿qué somos los nazarenos de Ciudad Real?
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