Se oyen los pasos lentos de la madrugada avanzando desde la negra cúpula del capirote, pasa la medianoche sobre la plaza, amplia y desvelada, muros mudos, cales que fíngen sombras, manos, plegarias.
En alto, palomas oscilantes, la cera enfila el aire jugando al escondite con la orilla de ojos que curiosean de una a otra esquina. El silencio se llena de ruidos. Y todos, como hacia un escenario vacío, vamos llegando a la enorme noche de piedra de la Catedral del Carmelo ciudadrealeño.
Allí yace la fantástica zarza de plata y oro donde se consuma la Pasión de Dios.
2 comentarios:
Preciosa instantanea que trasmite el verdadero sentir de esta cofradía en la calle: recogimiento, silencio, oración y cuidadoso esmero en sus filas nazarenas,de principio a fín.
Es lo que más me llama de esta ejemplar cofradia, su manera silente de discurrir, sus insignias, los tramos, los acolitos, es un todo que marca un canon en la manera de poner una cofradia en la calle.
UN SALUDO
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