El tiempo se va consumiendo "mu poquito a poco", como nos gustan a los cofrades las cosas, bien hechas y con esa "pesetita" siempre "palante", sin prisa ninguna, que cada cosa llegue a su tiempo, que cada rito se cumpla en su adecuada época y que cada pliegue del damasco caiga exactamente en su sitio.
Ese tiempo en que María, será la Madre Hebrea de una ciudad ya toda alumbrada por la luz cegadora de una nueva Cuaresma, que no por presentida es "otra más", que no por esperada es "más de lo mismo", en definitiva que no por anunciada no nos sorprende y llena de gozo con sus siempre nuevos actos, con sus renovados y piadosos cultos y al fin con su nueva Pasión. La Pasión de un Dios que cada nueva Cuaresma renueva nuestra arraigada Fe, que cada nuena Primavera nos pone mas en vilo el alma.
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