Desde lo más hondo

Demasiados años, demasiadas veces repetida la misma frase, demasiado tiempo sin notar el calor humano bajo tus pies, demasiadas primaveras sin que el latir de un corazón  costalero marque el ritmo de tu solemne andar en una calle, en una ciudad que espera con ansias tu vuelta a la vida. Mucho tiempo ha pasado, y muchos instantes inolvidables se han perdido, pero creo que ya es hora, ha llegado el momento; el de Arimatea y el sabio Nicodemo deben volver a sentir esa mecida que, lejos de ser incomoda sobre sus escaleras, se hace arrullo de Amor en su inmaculado sudario. Tu discipulo joven y fiel quiere contarle a la de Magdala que de nuevo se siente vivo, que los jóvenes que Él proteje y de los que  se siente patrón, vuelven a hacer historia con ese andar poderoso de siempre y que tantas y tantas veces le ha hecho sentir el aire fresco y perfumado del Viernes mas Santo y triste del año. Y Tú, María en tu Quinta Angustia, a que dudarlo, querrás para tu Hijo más Amor, Amor transmitido desde las trabajaderas, desde el surtidor de vida que son los sótanos de los pasos y que proporcionan a nuestras imagenes el suficiente calor y fuerza para que mueran, pero muy poquito a poco, en las calles, en las capillas, y, que pasado un año vuelvan a cobrar ese hálito de vida, que se mantiene encendida gracias a la casta y al poderío de una cuadrilla de costaleros bajo un paso.