Lo de los cambios en los recorridos de algunas hermandades es de risa, ahora resulta que al hacer un ocho con las calles, pasar dos veces por el mismo sitio o hacer semanasantera a la fuerza una calle inventada por algunos como el arte de la estrechez y esquivar carteles de tiendas y comercios, para, con la excusa del Camarín, pasar por delante de los balcones de los mandamases, se le llama acortar recorrido, y se sacrifica el único rinconcito cofrade y de rancio sabor celestial que nos queda, esa puerta del cielo en la que palomitas blancas acuden a su zaguán cuando el olor de una cofradía se acerca a visitarlas. Deberíamos tener, señores mandamases de las cofradías mas amor y sentimientos hacía esos rincones que muchas veces olvidan por ir en busca de otras cosas, porque aunque un solo corazón este esperando en esos rinconcitos añejos y con verdadero sabor y olor a esencia pura de cofradía en la calle, aunque solo haya uno, habremos hecho de nuestra estación de penitencia un acto de fe y catequesis en la calle….
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