Estamos en tiempo de visperas, visperas de la llegada de aquel que por primavera, se paseará mostrandonos su Pasión por los rincones más cofrades de la ciudad, cuando el incienso y la cera abandonen los altares de cultos de una agitada Cuaresma y salgan a la calle a perfumar e iluminar la Fé de todo aquel que se pare a contemplar tán impresionante y catequetizante sucesión de fatales acontecimientos.
Pero también son visperas de actos, de pregones...nombramientos, preparativos...y en los proemios y ajetreos logicos no nos damos cuenta del verdadero pregón de Ciudad Real, aquel que silenciosamente se produce cada día, cuando alguien se acerca a dejarle un ramito de flores a Santa Ángela, en su estatua viva, desde la que nos contempla dá tras día, o en aquella que con Fé coloca lamparitas encendidas al pie de la siempre eterna Virgen de las Lagrimas en su coqueta placita, y como no esa Virgencita del Carmen que una vez repuesta en su plaza y al frente de su convento no le faltara ese manojo de flores a sus divinas plantas...pregones mudos que nadie oye...pregones invisibles que nadie ve...es nuestra Fé...
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