Vistas de página en total

jueves, 13 de agosto de 2009

Puerta del cielo...


“Ecce enim ex hoc beátam me dicent omnes generatiónes”

“ Según la piadosa tradición que cuenta que gracias a un servidor fiel y leal del Rey D. Sancho Mayor de Navarra que allá por tierras aragonesas cabalgaba y queriendo calmar su sed se aproximó a una fuente, con el infortunio de que la pata de su caballo quedó estancada en un pequeño barranco y no pudiendo sacarla de ninguna de las maneras empezó a escarbar desesperadamente encontrando afortunadamente de este modo una imagen de la Madre de Dios, esa imagen a lo largo de la historia y sus avatares se convertiría en la Reina y Madre de toda Ciudad Real, la que veneramos, honramos, queremos y llamamos Santa María del Prado.
La devoción a la Virgen del Prado no es una devoción mas en nuestra ciudad , es LA DEVOCIÓN de la que emanan todas las demás, así queda manifestado en las pruebas de amor y cariño que durante todo el año demuestran todos sus Hijos que acuden a Ella implorando su asistencia y reclamando su socorro. Es mas, desde las vísperas de San Lorenzo en que tan Excelsa Señora es colocada en su trono y se expone de manera especial para la veneración de los fieles, la Catedral Prioral se convierte en la Devoción no solo de una ciudad sino de una comarca entera que siente la presencia de su Madre quizás mas cercana.
Por este motivo Nuestra Señora del Prado se convierte en puerto y en puerta de todas las devociones de Ciudad Real. Es puerto porque en sus plantas atracan todas las penas y las alegrías de los que a Ella dirigen su mirada, bien sea infantil, joven, mayor... ¡Cuantas miradas mueren estos días en los ojos azules de la Virgen! Tan solo cabe un deseo ¡ver a la Virgen!.
Puerto porque son muchos los amarres donde depositamos nuestras vidas, cabemos todos, sea como sea nuestra barca, tenga lo que tenga... la Virgen del Prado no es ajena a nada pero Ella no lo desprecia, sabe muy bien a donde tiene que llevarla.
Puerto porque hacia Ella se dirigen todas nuestras oraciones, tal y como se enseña en todas las familias verdaderamente cristianas de la ciudad desde la mas tierna infancia, y como devoción primogénita en Ciudad Real hacia Ella, solo hacia su cara, que nos habla de un cielo prometido y de una esperanza verdadera, encontramos el sentido de nuestra existencia y hacemos realidad el canto que sus virginales labios proclamaron “Desde ahora me felicitaran todas las generaciones”.
Y puerta porque cada 15 de Agosto se hace realidad el milagro de las 20.000 personas que alumbran su caminar en su apoteósica procesión. Procesión que no le hace falta en absoluto tener ningún atractivo, solo mueve el corazón de esa masa la cara de tan Excelsa Madre.
Puerta porque Ella nos abre el cielo, la felicidad, que no nos habla de conseguir metas en nuestra vida para alcanzar reconocimientos y caer en una aptitud farisaica, como tampoco de una falsa humildad y de una hipocresía llevada al limite, sino de la felicidad a la que todos estamos llamados a través del Sacro Santo Concilio Vaticano II: la santidad. Ella es la puerta y el modelo de la santidad, que como nos habla el estudio de la Sagrada Teología, y no de algunas teorías baratas llenas de palabras y vacías de sentido ( que muchas veces aplaudimos), solo cabe en fiarse de Nuestro Señor y de nutrirse de los santos Sacramentos para así, de esta manera, ser luz en el mundo y sal en la tierra.
Puerta, porque la Virgen del Prado abre nuestro corazón y de Ella salimos cargados de una lección, que para que una imagen sea la devoción de una ciudad quizás lo que se requiera sea la sencillez y el llevarla a Ella, no a nadie.
No mantengamos calladas nuestras bocas al proclamar las Excelencias de la Virgen del Prado, que como dice el Libro de la Sabiduría “De lo que abunda en el corazón habla la boca”y no consintamos que nadie nos haga callar el 15 de agosto cuando, como dice la seguidilla: “Suenan las campanillas la Virgen sale, la morena del Prado ya esta en la calle”.
Que la Virgen del Prado, puerto y puerta, nos ayude y nos aliente en nuestro peregrinar.

Ángel Puentes Arenal.

No hay comentarios: