Entonces mi mente se centró en las imagenes y en el cuerpo de ese Cristo que se entrega o parece abrazar la Cruz frente a mis ojos, por ello pensé en Él, que entrega su vida dulcemente y del que alguna gente vive tan lejos. El Cristo que lleva las Penas de mi ciudad hasta la orilla del convento Carmelita, el que lleva la fría Castilla a la cálida Andalucía uniéndonos bajo un mismo Padre, Hermano y Señor, el Santísimo Cristo de las Penas, y su hermandad que lejos de rendirse debe de seguir si cabe con mas fuerzas aún para que esa autentica obra de arte pueda algún día ser admirada en tan ejemplar estación de Penitencia.
En la lírica semblanza
de Tu mirada serena,
en la que Tu piel morena
porta tan triste la carga.
Se esconde una mañana
de Resurrección gloriosa,
en la que cruz portentosa
será el árbol de la vida
en la que la muerte deja
la Esperanza prometida,
y Tu amor por un mundo
que Te adora y Te reza,
en estación de Penitencia,
o en habitacion escondida
de la imconprensión manifiesta
Cristo de las Penas paseas tu realeza.
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