El vandalismo sin sentido sigue haciendo mella en nuestra capital, ahora le ha tocado el turno a la recien estrenada plaza de las lagrimas, concretamente al altarcito que la Virgen que bajo esta advocación tiene en dicha plaza y que tuvo a bien remozar no hace mucho el ayuntamiento. Empezaron con las velas que la gente dejaba encendidas a modo de promesa u oración callada y silenciosa en tan peculiar altar al aire libre, como siempre se ha hecho y se ha respetado por parte de todos, pues bien, como la gente ya no deja velas al ver que eran destrozadas por aquellos que no tienen ni creencias, ni principios ni moral, ahora la han emprendido con las plantas que cercaban dicho altarcito. Creo que no queda mas que decir, solo la lejana y remota posibilidad de, que en las conciencias de quienes la emprenden con estas humildes joyas, pero grandiosas piedras preciosas para nuestras creencias, quede un resquicio de bondad y respeten aquello con lo que a buen seguro sus padres han crecido.
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