Es ahora…en este justo suspiro del tiempo, este en el que la gracia de Dios nos pellizca con suspiros de una devoción que nos rebosa el horizonte de nuestra vida, es ahora…cuando Ella se asoma por la puerta de sus aposentos para despedir con el perfume de su aliento el mes de los sueños, buscando resguardo en miradas que hablan de favores y que a su rostro se hilvanan y de cariño la cuajan…entre el cercano susurro de las hojas que ante su mirada retoñan, el frío del mirador tantas veces rezado de su ventana o el reposo de algunas palomas agotadas de cruzar la bóveda celeste de su mirada; oratorio sin horarios que guarda plegarias vespertinas y zaguanes enquistados de la sentida verdad de sus hijos que la alaban; hornacina sagrada salpicada de rezos entre arrebatos de fervores o corazones ceñidos a la soledad. En ellos, que frente a ti su fe derraman se puede leer la historia de nuestra ciudad, esa que se escribe con el agua que un día broto de Tu fuente y regó el vergel de su Salud; en ellos se descifran nuestras tradiciones, nuestras leyendas, esas que trazaron nuestros mayores y los de estos, antepasados que forjaron una fe que les amparaba en sus mil y una batallas, libradas en el luchar del día a día, que no es poco acostarse con las manos manchadas y levantarse con ellas ocupadas. En ellos se puede reconocer el arte, esa gallardía que el universo quisiera para sí cada vez el nácar de tu rostro y el fulgor de tu mirada desgarra en quejíos las envidias y recelos de la luna al asomarse y ver tu cara dibujada al resguardo de la cera, tan bella y tan pura.
1 comentario:
Siempre lo digo y es cierto. Serías un gran pregonero. Llega la emoción hasta aquí, y todo lo que escribes tiene un sentimiento especial. Un abrazo.
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