Y detrás, paciente, esperando, callando, la Madre, la Mujer, Maria junto a la cruz, junto al sufrimiento, como una presencia que el cofrade no puede eludir, que necesita rodear de aromas, de música y de luz, para que no esté sola.
Permitidme que materialice aquí este sentimiento, razón poética de nuestra estética trascendental, y, en esta procesión que va por dentro, ponga paso de palio a mis palabras con versos que amarillean ya la emoción del tiempo y los seres que perdimos. Porque el dolor y el amor son ahora, en medio de la noche, Caridad y gracia.
Bajo la cruz, indiferencia y orden
y ciudades que estrenan su pecado diario.
Arriba, Virgen libre, tu Cruz, mi cruz,
ascua de esperanza, Caridad y Estrella que nos guía a la verdad.
Que así, sin nombrarlo, nuestros ritos, nuestros sentimientos, se hacen de algún modo fiesta. El gozo de presagiarnos ya, en medio de la calle, con la imagen radiante de Dios en primavera.
1 comentario:
"Tu Cruz, mi Cruz", eso me ha parecido precioso amigo, así como el resto del texto. Pregón de pregones. Un fuerte abrazo y buen fin de semana.
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