Así, el corazón invisible de la ciudad tiene una música para cada cosa, para cada tiempo y para cada forma de existencia de su espíritu. Por eso yace en el aire que acaricia las centenarias piedras de Santiago un redoble de tambores del paraíso, una llama de metales que fulge con su hermoso lamento, notas del alma, incendio de sonidos y palabras que reclamaran la presencia de Dios entre nosotros.
Y no serán de violines los crepúsculos ni serán voces celestes de salterio los que cubrirán de música la noche, tan solo un resonar de palabra de alabanza y verdad inagotable, como un batir de alas, agua o Estrella, valle de lagrimas desembocando en la Cruz de una hermanas que son acicate y fuente donde él se sacia. Esa exaltación de Caridad y de plata en blanquísima andadura, que sera trino y surtidor sonoro de ese cuarto centenario de Caridad, Caridad que sera capaz de brotar a chorros en tu voz como vuelo de palomita blanca. Exaltación en la noche de Santiago y de su verdadera Caridad acompañando la fragancia solemne del paso más perfecto de la ciudad, canon barroco que puso entre tus palabras y sus verjas de azucenas, cual rayas paralelas, el mejor pentagrama de una pasión...La Caridad que sin duda nos hará vivir, nos llevara a emocionar, la prosa, el verso y la verdad de Miguel, digno broche para cerrar un año que muchos guardaremos en el mas intimo y secreto cofre...Nuestro corazón.
1 comentario:
No soy merecedor de estas BELLÍSIMAS líneas Magdaleno. Pero como sé que están escritas desde el afecto, no puedo hacer otra cosa que AGRADECERLAS a corazón abierto. Tus líneas, tus fotos, sí que son música para el alma. GRACIAS de VERDAD...
Publicar un comentario