Cada fotograma es una experiencia real, un querer revivir lo vivido, un querer vivir lo soñado, un querer soñar lo vivido…
Qué sequía ver desaparecer tu cuarto centenario, qué último sorbo intuir el fulgor de su Poder por los ventanales: no nos dejéis sin su magnanimidad, porque es obra de misericordia dar de beber al sediento, y clamor en la figura de la Sagrada Caridad de su Hijo.
Hay algo de Belén todavía en la desnudez de este Cristo, algo de aquella bondad, de aquella sencillez de la noche remota de la Natividad, calor de carne recién parida que después de 33 años encuentra aquí su último temblor.
Ya la cera le dice a la luz que tome el relevo de mimar a este Cristo.
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