Todo un barrio a los pies de la Señora...

La Esperanza de Triana regresa a los años de San Jacinto

Escrito por José Javier Comas Rodríguez

lunes, 15 de diciembre de 2008

Triana ya vive uno de esos días grandes que el barrio dedica a la Esperanza de la Virgen. Hoy ha comenzado el besamanos de la Esperanza de Triana, y Santa Ana sirve este año de marco incomparable para esta celebración, donde el ambiente de viejo arrabal se vive por los alrededores de la parroquia, siendo ahora más que nunca la Esperanza de San Jacinto. Vestida de Salida La dolorosa luce uno de sus mantos de salida, concretamente el conocido como el de los “dragones” que junto con la saya y la corona de salida que labrara Juan Borrero en 1984 forman en perfecta sintonía con el exterior del montaje. Como anécdota a destacar, la virgen luce entre sus manos la rosa de plata de Bobby Deglane, el broche de platino, diamantes y nácar con el símbolo de la Virgen Niña, la medalla de la ciudad concedida por la coronación y la Cruz pro Eclessia et pontifice entregada al “Mudo” de Santa Ana en el pasado mes de Noviembre. Además, luce el fajín de Don Juan de Borbón, padre de SM el Rey Don Juan Carlos. Majestuoso montaje De manera majestuosa, se dispone del altar mayor al completo para el montaje del besamanos. Cinco lámparas de araña, traídas cuatro de ellas desde la hermandad de la Asunción de Cantillana y una central rescatada de un viejo anticuario que la guardaba, hacen de cielo mientras tras el telón rojo de terciopelo, el dosel del mismo color cedido para la ocasión por la Hermandad de Pasión, realza el conjunto. Alrededor del presbiterio se distribuyen cuatro columnas doradas de la hermandad de la Soledad de San Lorenzo que sustentan cada una jarra repleta de flores. Más cerca de la vaya que separa el altar de la nave central se colocan unos blandones donados por Pasión para tal efecto. Alrededor de la imagen se sitúan los cuatro brazos antiguos de candelabros de la carreta de la hermandad del Rocío de Triana. Junto al magnífico dosel los dos ángeles pertenecientes a la antigua hermandad sacramental sujetan sobre sus brazos dos faroles de plata. Como toque de otro tiempo, el altar se ha copado al completo de macetas de helechos que dan un sabor más añejo si cabe al hermoso altar. Fotografías: José Javier Comas Rodríguez