Al hacer hoy su ropa de cada día, este costalero de vestimenta ya descolorida, siente la gran satisfacción de anunciar que el primer y único Lunes Santo del año, ese ya histórico y esperadisimo 2 de Abril de 2012, la imagen del Santísimo Cristo de la Caridad, vendrá a la Catedral para presidir el solemne Vía-Crucis de la ciudad. Y aunque llegue rodeado por todo su barrio, por todos sus hermanos, por toda su gente, -que son quienes en realidad desprenden esa Caridad que le acompaña siempre- pide que sean todos los cofrades, todos los cristianos, todo el pueblo de fe, quien lo acompañe, quien vaya hablándole y rezándole por el largo camino; quien haga con Él el piadoso ejercicio en el interior de nuestro primer templo, y quien lo devuelva, confortado, consolado, a su templo, junto a su Madre, - y Madre nuestra- de la Estrella, -así debería ser- que lo estaría esperando ansiosa por el tiempo que lo tuvo lejos. Nos llegara el Señor andando los caminos, buscando con su apagada, dulce y acariciadora mirada, el corazón de las gentes, llamando con el vuelo de su Cruz a seguirle, a ir junto a Él. Atravesara como una flecha la ciudad, de parte a parte, mostrándonos su gran mansedumbre, frente a un mundo en el que solo impera la soberbia, la cólera de los fuertes, la guerra, el odio, el desamor, la ira...y Él irá enseñando a ser manso y humilde, resignado, como perfecto contrapunto a cuanto el hombre se empeña en proclamar. Él, el Señor de la Caridad, que cada día en su Parroquia sabe de confidencias, de peticiones, de gracias profundamente dadas, de promesas, de sacrificios...sigue con las manos clavadas. ¡Pero que importa, si sus ojos dulcemente cerrados leerán en el fondo de nuestras almas, llegando a sus más íntimos rincones.
Esa es la luz que este rancio costalero quiere que busquen cuantos ese día vayan a su encuentro. Esa mirada es la que espera encontrar en los ojos de todos los que le miren queriendo hacer suyas las palabras de la imposición de la ceniza: convertíos...Conversión, atándose a la gracia con los mismos clavos que las manos del Señor en su Caridad, para seguir con Él y como Él, los momentos más duros de la vida.
El Señor de la Caridad llegará con los suyos; que al volver todos seamos igualmente suyos. Ese día su imagen representará a los titulares de todas las demás cofradías, sean por ello par Él todas las devociones, todas las oraciones, y todos los buenos deseos, deseos de los corazones que se le acerquen.
Cuando el Señor, cansado del camino, vuelva a su Casa que esté satisfecho. Entonces este costalero solariego hará descansar sus alpargatas, faja y costal tranquilo y feliz.
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