Con la casta costalera se nace, no se hace. Este noble oficio siempre se ha llevado dentro, se lleva y se llevará. Es una afición, una forma de vida, una forma de demostrar la fe, tan valida como cualquier otra, en definitiva un amor a medida. Es el sentimiento hecho arte, es la fe hecha maestría, y es la casta de la devoción de un costalero por mimar a la que es la Madre de todos nosotros,nuestro norte y nuestra guia.
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