Queridos todos: Como se acerca la fecha de mi cumpleaños, y en todo el mundo solo se habla de ello, os digo que eso me agrada. Recuerdo que año tras año al llegar mi día hacéis una gran fiesta en mi honor.
Ponéis ricas cosas en la mesa, hacéis muchos regalos, decoráis lindamente la casas.
¿Pero sabéis una cosa?.... ¡ Ni siquiera me invitáis... !
El año pasado, me metí de incógnito en un rincón de vuestras casas, y llegando las doce, todos comezaron a abrazarse, yo en ese momento extendí mis brazos esperando uno y... ¿sabes?.... ¡ Nadie me abrazó !
Comprendí entonces que yo sobraba en esa fiesta y me retiré. Cada año que pasa es peor. Todos se divierten, se hacen fiestas por mí y nadie se acuerda de mí.
¿Pero sabéis una cosa?.... ¡ Ni siquiera me invitáis... !
El año pasado, me metí de incógnito en un rincón de vuestras casas, y llegando las doce, todos comezaron a abrazarse, yo en ese momento extendí mis brazos esperando uno y... ¿sabes?.... ¡ Nadie me abrazó !
Comprendí entonces que yo sobraba en esa fiesta y me retiré. Cada año que pasa es peor. Todos se divierten, se hacen fiestas por mí y nadie se acuerda de mí.
Quisiera que esta Navidad, me permitieras entrar en tu vida, en tu hogar y reconocieses que hace dos mil años, vine a este mundo para dar mi vida por ti y de esa forma salvarte. Estoy decidido este año hacer mi propia fiesta y tengo una invitación para ti, solo quiero me digas si puedes asistir, te reservaré un lugar, escribiré tu nombre con letras de oro en mi corazón. Yo sabré si quieres, si en todo me pones a mi.
Hasta pronto...
Tu amigo
Jesús
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