Nunca dejara de estar aquí, ante sus ojos un sordo crujido le descubre que el paso se ha arriado justo a su lado. Una mirada de alegría se abre paso entre los antifaces. Las lagrimas vuelven a brillar, contempla a la Virgen, reza sin palabras. Diría que la llama, se siente vivir en presencia de su Dolor.
La procesión se aleja, pero en las entretelas de sus sentidos percibe que no se queda allí, que va con ellos haciendo una mas de su particular estación de penitencia.
Son los abuelos, la importancia de los abuelos para mantener y realzar nuestras raíces, nuestras mas hondas devociones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario