Vistas de página en total

lunes, 28 de abril de 2014

El cielo del Perchel...

Esa es la fe verdadera, la que cada tarde de Viernes de sus Dolores sale a la calle para que las Reinas de la Caridad y la pobreza no se sientan solas, la que golpeará con un puñal el corazón de sus preocupaciones, La que pide por nosotros olvidándose de pedir únicamente por Ella.
Esa es la fe verdadera, la que nos arenga a creer en unos misterios sagrados, la que vence al tedio y al escepticismo con una simple oración sincera, la que deja en manos del destino lo que el destino tiene marcado sobre nosotros.
Esa es la fe verdadera,…y a esa fe quisiera agarrarme cada vez que a mi mente viene tu nombre Madre, y en tu capilla, Madre mía de los Dolores, cada vez que en las cuentas  de tu rosario veo reflejadas las cansadas manos de quienes un día a tu amparo y bajo tu protección me criaron…

La zancada de Dios

El poderoso andar del Señor cerrando la octava de una Pascua de Resurrección cargada de una emotivísima devoción...

domingo, 27 de abril de 2014

La presencia real de Dios

Tres giros de una pesada y envejecida llave dan paso al silencio de Dios en la bendita y amorosa compañía de su Madre… Los centenarios muros de la estancia guardan como el más preciado de los perfumes una mezcla de esencias que rememoran los bálsamos con los que el Hijo fue ungido aquella tarde de la salvación. Un repeluco que recorre el cuerpo advierte de Su presencia viva invadiendo toda la estancia, que mejor lugar para sentir la verdad de nuestra fe, que otro lugar para notar y poder afirmar que realmente aquí vive Dios, que rincón, sino este, para vivir la experiencia del amor que se guarda al amparo de tocas y velos Carmelitas que glorifican las Penas del Señor y le entregan el más preciado tesoro, una vida dedicada a la oración.

La misma luz

                          Surgiendo un halo de resplandor del semblante del albor mismo...

jueves, 24 de abril de 2014

La memoria de la LUZ

Cuando aún tenemos tintineando en nuestros sentidos ese instante mágico, fugaz, único... cuando todavía no han pasado los compases necesarios para que esa espera, que siempre se antoja eterna, duerma en el anhelo infinito, entre melancolías y añoranzas, y al amparo del reflejo de una luna de nisán que trazo su roja sombra en las piedras de un monasterio carmelita viejo y cansado de narrar centurias de leyendas y memorias, historias que son vivencias de nuestra ciudad... dejarme que os muestre lo que siento cuando veo a través de mi objetivo los gestos, los momentos que se escapan de entre las manos y que ya no volveremos a vivirlos, porque esa Semana única que aún tenemos presente cuando nos dormimos, no solo es el eco de una música, el racheo de un Dios o una llama iluminando la pureza de unas lágrimas virginales, la Semana Santa es ese momento de oración, fuera de los muros de una iglesia y que persiste, pervive y permanece inalterable en nuestra memoria durante todas las Semanas Santas de nuestra vida...

domingo, 20 de abril de 2014

Sueños de Semana Santa

Una tarde que se torna gris, lluviosa, y una noche que se antoja distinta, con otras emociones, con otros sueños… los que están por venir. Y es que la Semana de la gracia se nos ha ido, ha pasado como el leve suspiro que se deja oír al pasar la Madre de la Soledad con su ahogado sollozo en la garganta. Nos queda deleitarnos con lo vivido, que ha sido mucho y bueno, y guardar en las alforjas de nuestras vivencias esos sueños cumplidos, porque cada Semana Santa un anhelo se consuma, un sueño se ve plasmado… La sonrisa de una Dolorosa que a través de un fleco de bellota pude adivinar al verme cerca, muy cerca, en la estrechez de un pasaje en el que Ella y yo habíamos acariciado tantas veces esa chicota celestial inundando la escena con compases de Amarguras… La evocadora y sin par estación de penitencia en una hermandad con reminiscencias de un pasado rancio, en la que vas mascando en cada calle, en cada rincón, en cada golpe de palermo, ese sabor a madera vieja, a humedad de iglesia, al ambiente único que esta cofradía ha sabido imponer para dignificar un auténtico adagio de oración, recogimiento y penitencia en la calle.
El Señor y su ciudad, simbiosis perfecta de oración y recogimiento, respeto por lo que debe ser nuestra razón de ser en este mundo cofrade, la presencia viva de Jesús en la Eucaristía y amor, amor con mayúsculas por esas esclavas de la Cruz que aquí en la tierra hacen posible una vida más digna a muchos. Gestos, que te llevan más allá de la simple fijación de un cirio en la delantera de un paso o el sonido de una marcha celestial y te pone al lado de esos Ángeles del Cautivo que cada año están presentes en cada chicota, en cada levanta y en cada paso que esta cofradía de los Ángeles da. Esperanza, imagen misma de la ciudad, autentico “salto del espíritu”, autentico salto hacia delante sin vuelta atrás, compostura de una cofradía en la calle que por fin ha hecho que del Barrio del Pilar hacia los adentros de la urbe, aires frescos, marineros y de Esperanza con sabor a verdad refresquen la tarde y nos lleven en volandas persiguiendo otro anhelo que se empieza a plasmar. Un día grande, venido a menos y salvado por quien con espíritu joven y personalidad añeja ha puesto a una cofradía en su sitio, con rancias y puras maneras, una hermandad y su Cristo de la Piedad, sueño de Viernes Santo, maneras puras y sencillas, sin más, para poner en la calle lo que proclamamos, la Pasión del Señor según los evangelistas y ellos han sido ese quinto evangelista que sin escribir nada en ningún sitio han marcado las calles de la ciudad con las siete últimas palabras de Cristo en la Cruz, una cruz que se llama Piedad.
Y ahora queda alimentarnos de lo vivido, soñar con lo que viviremos y vivir en cristiano y en cofrade para seguir cumpliendo los sueños que la próxima Semana de los anhelos nos traerá.
Feliz Pascua de Resurrección a todos.

sábado, 19 de abril de 2014

Su dulce despedida.

Al calor de la cera, la dama del Dulce Nombre, cortejada más que consolada por sus hermanos, nos resulta difícil encontrarle el callejón por el que admirar su cintura. Porque todos sus candeleros se han agolpado delante de su peana, cerrando filas para abrigar tanta belleza.
Y la cera es luz. De día el interior del palio es un cobijo de sombra que oculta en oscuridad el interior de las bambalinas. De noche, la luz pasa a recogerse dentro, como caja de resplandores, y son las caídas interiores las que ahora se iluminan, dejando fuera la tiniebla. Eso que gana el rostro de la Virgen, que ya es hoguera por sí solo y que cuando divisa de vuelta Santiago no sabes si prefieres llamarla por su Dulce Nombre o como también le cuadra entre la claridad de sus nazarenos, Dulce María de la Luz o Dulce nombre de María la Blanca…

Dulce el perfume del aire
Que vuela sobre tu paso,
Dulce la gloria infinita
En el hueco de tus manos.

Dulce el trasiego de amor
De tu gente nazarena,
Dulce se vuelve mi alma
Si me miras Madre Dulce y buena.


Dulce el palio que te arropa
Cobijando tu figura,
Dulce la luz de tus velas
Para mostrar tu hermosura.


Dulce el aroma que flota
Para bañar tu belleza,
Dulce el pañuelo que un día
Acariciara una Estrella

Dulces lágrimas que surcan
Tu cara de caramelo,
Dulce el encaje que roza
La bendición de tu pelo.

Dulce tu forma de andar
Como Reina que ronea,
Dulce tu candelería
Y hasta tus flores de cera.

Dulce tu plata que brilla
Dejando oscura a la luna,
Dulces bordados de seda
Para la rosa más pura...


viernes, 18 de abril de 2014

Reina indiscutible de la Merced


María... rodeada de ese halo de perfección, nos hace soñar con su presencia en la calle... yo sigo buscándola todos los días del año…para volver a musitar compases de ensueño y es que cada vez estoy más convencido que el encontrarse con Ella cara a cara es soñar sin estar dormido. Por eso me gustó siempre, para recrear mis sentidos y hacer más dilatada su presencia, situarme en los lugares más entallados para verla venir de lejos e ir adivinándola poco a poco. Para averiguar alguna vez de dónde viene y a dónde va. Si realmente es cierto que salió al filo del ocaso de un barrio auténtico de la ciudad o, tal y como yo pienso, abandona por unas horas ese lugar desconocido del que tan poco sabemos los mortales y el que tan sólo el descanso eterno en la gloria de su regazo nos lo mostrara algún día.
Llega la Virgen de los Dolores y nuestros sentidos quedan invadidos por un extraño eco musical de aromas y colores, de una sensación de gozo incontenido que nos hace reír, llorar y emocionarnos a un tiempo y ganas irreprimibles de salir de nuevo a su encuentro para volver a mirarte en Ella.
Llega nuestra Madre de los Dolores y la ciudad, como aquel niño soñador de nuestra historia, queda convencida de haber visto andar por sus calles a la mismísima Madre de Dios.  
Llega la Reina del Perchel y Emperatriz de la ciudad y este cofrade, que sueña con tus miradas, ahora más que nunca, se atreve a dirigirse a Ella para decirle:

Ya he rozado con mis manos la gloria.
Ya has hecho realidad mi larga espera.
No te marches, no rasgues con la música la espera
quédate aquí... o llévame contigo
Madre mía Perchelera.


jueves, 17 de abril de 2014

85 primaveras

No puede dejar de estar aquí. Ya no puede hilvanar una túnica nazarena. Y, sin embargo, cada primavera, fiel a su cita con el tiempo, que le pone otra añada mas de nostalgias, y con sus devociones, que le invaden casi al unisono...Una tristeza que arruga su semblante y una ilusión como recién estrenada, como la de esos revoltosos monaguillos rodeados de sus padres, que antaño llenaban de una luz de amanecida sus ahora cansados ojos... Divaga en cortos paseos su nostalgia.
No puede dejar de estar aquí. Mira quedamente al paso recién encendido.
Nunca dejara de estar aquí, ante sus ojos un sordo crujido le descubre que el paso se ha arriado justo a su lado. Una mirada de alegría se abre paso entre los antifaces. Las lagrimas vuelven a brillar, contempla a la Virgen, reza sin palabras. Diría que la llama, se siente vivir en presencia de su Dolor.
La procesión se aleja, pero en las entretelas de sus sentidos percibe que no se queda allí, que va con ellos haciendo una mas de su particular estación de penitencia.
Son los abuelos, la importancia de los abuelos para mantener y realzar nuestras raíces, nuestras mas hondas devociones.

sábado, 12 de abril de 2014

Cariñosamente guapa

Mírala cuando el dolor 
pretenda ocupar el sitio 
de aquella felicidad 
que Dios puso en tu destino. 
Mírala, que han levantado 
su paso, y marchan contigo 
todos los que ayer la amaron 
y hoy en el cielo son brillo 
que cantan el avemaría 
de un rosario vespertino. 

viernes, 11 de abril de 2014

Servita madurez...

El viernes abrirá su cielo, casi siempre luminoso, al hechizo de nuestra Semana Santa. Paso a paso llegamos al umbral penitencial de la ciudad. Es la víspera de los grandes días santos donde tarde, madrugada, amanecer y mediodía pondrán en vilo los confines del mundo.
Ya suenan, por las cuatro esquinas de la ciudad, los cánticos que piden misericordia. “Miserere mei” de esta Jerusalén de la mancha que necesita, para creer, palpar la imagen misma de Dios camino del Calvario arrastrando su cruz.
Viernes de vísperas, de mis Dolores, de mis recuerdos infantiles en la Plaza de Santiago.
Paso a paso, la tarde se colgaba de la torre –rosa y plata- con una cierta algazara de tenues nubes que se rizan en el cielo. Y van llegando, cirio blanco y mantilla bajo el hermano sol, las sombras del cortejo de dolores, tramo de la cruz de guía donde a esa hora una cortina de niños dejan en el aire sabor a chocolate.
Viernes de Dolores en el ocaso de la tarde.
Ahora, Madre de los Dolores, en ese lugar de desconcierto para este tiempo de primavera, el espacio cerrado de los prodigios en movimiento, cuando el esfuerzo se transforma en arte y luego vuela contigo al cielo, Virgen y Madre entre varales, paso de danza emergiendo de los nuevos fuegos, rumor de luces que envuelve tu palio, nube celestial en la que allí mismo se detienen los siglos en honor de la gloria y la ceniza del tiempo, fundida en cera y flor y que se hace clamor de un pueblo. Ciudad Real sombra altísima en las campanas de la torre santa de Santiago.
El dolor que tú paseas. El amor de un puñado de cofrades. Dolores de toda una ciudad.
Viernes de Dolores en el ocaso de la tarde cuando sale a la calle la Servita madurez de nuestra Semana Santa.

lunes, 7 de abril de 2014

Impacientes...

como un niño que estrena en su primer domingo la medalla de la gracia cofradiera...inquietos, como el chiquillo que se asoma una y otra vez esperando ver andar a quien tantas veces ha besado en una desgastada estampa que amarillea...ansiosos, por quitarnos de una vez y sin esperas toda la sed que guardábamos de otros años en las alforjas de nuestras quimeras...turbados por verte salir por la ojiva de tu casa bendiciendo una ciudad a la que se le ha hecho interminable la espera...así te ha recibido hoy, tu ciudad, su gente, tus cofrades, con su fe por bandera.

sábado, 5 de abril de 2014

De las manos del mismo Dios...

Podría contaros que la Semana Santa es ese frío que recorre tu cuerpo cuando la luna pinta la sombra de un madero sobre los callejones de un barrio que bendice el Nazareno.


Podría deciros que la Semana Santa es ese silencio de una madruga de Viernes Santo que ni el propio eco devuelve por miedo a quedarse a oscuras ante un Dios que camina con su cruz por la ciudad.

Podría confesaros que la Semana Santa es ese pellizco que acaricia el alma cuando te giras y ves que un paso, morado de dolor, viene “racheando” marcando las huellas de tu camino.

Pero la Semana Santa, para todos los cofrades, es mucho más que todo eso...


viernes, 4 de abril de 2014

Y...encontré a la Piedad dormida...

al calor de la cera entre guardabrisas arrebujada,
al amparo de un aroma fresco, joven, el de tus hermanos.
Y...encontré a la Piedad dormida en los brazos de una Madre
que en nuestra ciudad vive en el Prado...