Ella, es la respuesta a tantos por qué, la razón para volver siempre a su casa, el portazo que se da la soledad en la frente al golpearse los nudillos sobre mi puerta.
Ella, es un todo donde nada me falta; es el acento al compás de mis palabras; es ese brazo que jamás me abandona.
Desde ese día, en el que grabaste tu imagen en mi retina llevo hilvanado su nombre a mis costuras, sabiendo que es su mano entrelazada a ese rosario la que impide que mi cabeza se agache; sabiendo que es su voz la que me susurra nanas cuando el dolor me aprisiona; sabiendo que son sus alas las que juguetean con mis repelucos cuando todo a mi alrededor permanece inmóvil, sabiendo que nunca me falta su Esperanza.
1 comentario:
Qué preciosidad, para mi significa mucho, la primera vez que la vi pensé que tenía delante a la Madre de Dios. Un abrazo amigo. Sigo pensando que deberían ponerte delante un atril.
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