Cumpliste, Señor. Hasta apurar el cáliz totalmente. Ya está consumado tu testimonio.
Silencio. El Señor descansa.
Ahora, en silencio, incansablemente, nos toca a nosotros. Tenemos un compromiso: no dejar que se quede vacía la espalda de la Cruz.
El Señor nos espera.
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