El Silencio de Dios. El enigma que nos sale al encuentro para que sea nuestra conciencia de hombres la que hable.
Este Jesús de las Penas, silencioso, que sentimos muy cerca de nosotros como una tremenda necesidad, como una muda acusación a nuestros ensordecidos corazones que ya no quieren, o no pueden, escuchar "los gritos del silencio" que brotan, terribles, desmedidos, sin palabras desde la injusticia, el hambre, el paro, el sufrimiento...las nuevas plagas que ahogan la vida de millones de seres humanos.
Por eso, en medio de la noche única de Ciudad Real, paso a paso, lentamente, el Nazareno de las Penas es pregón de penitencia, misteriosa sombra de perdón, saeta de dolor esperanzado.
El habla desde la oscuridad. El habla sin palabras. El habla desde el silencio de los siglos con un lenguaje siempre nuevo; un lenguaje que actúa se hace carne, vida, presencia, realiza lo que dice porque lo que dice solo puede expresarse desde el Ser del Amor.
Un Amor que el mundo necesita con urgencia y en el que solo podrá creer cuando todos nosotros, cristianos, nazarenos de esta ciudad, abracemos la cruz del amor y hagamos realidad su mensaje.
Paso a paso, en medio de la noche, vigilantes, insomnes, firmes en la fe como ese inconfundible Jesús de la Penas en su silencio.
1 comentario:
Me ha encantado leerte amigo, por todo lo que transmites en este texto. En cuanto a la foto, me ha maravillado, en serio, de las mejores que he visto. Un fuerte abrazo.
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