¿Porque andar por ahí con calabazas, disfraces, palabras impronunciables y caramelos como si de una burda representación fantasmagórica y a la vez darle tintes de juego infantil?
Añoro cada día más el salir a la calle los días previos al 24 de Diciembre, en pandillas de amigos, compañeros de colegio o simplemente los primos, los hermanos pidiendo a los vecinos el aguinaldo, a la vez que aporreábamos sus oídos con el "dame el aguinaldo carita de rosa" o algunos de los más conocidos y populares villancicos. Más emoción en nuestras tradiciones y menos terreno de cultivo para estas carnavalescas, desconocidas y extranjeras representaciones que no hacen si no fomentar la falta de un respeto debido y anular los valores cristianos hacia nuestras más sentidas creencias.
Renovado en mi interior tras la corta pero intensa estancia en este remanso de paz que es nuestra casa de oración, abro la puerta del perdón de San Pedro y un grupo de jóvenes y niños disfrazados de esqueletos, brujas y demás seres me devuelven a la cruda y cierta realidad.
1 comentario:
Qué gran verdad y que bella entrada. Sí señor. No hay mejor recogimiento que con la oración.
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