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viernes, 25 de mayo de 2012

Pasión encendida

Y se iluminaba el vacío desde el corazón mismo de la Primavera. Formas que danzan como soles enjaulados que necesitan romper la geometría lineal. Oscilación frenética de la llama. Cofradía en marcha. Toda lógica es inútil entre las filas de cirios y capirotes.

Estamos ante una abundancia sin rival, ante una constante del espíritu barroco que expande su misterioso magisterio estético vinculado al ámbito concreto de una manera de vivir y de sentir las dimensiones lúdicas de esta ciudad, Ciudad Real. Una ciudad que sobrevive en vivencias que van más allá de todas las teorías y que proclaman la liturgia liberadora del Hijo del Hombre entregado a la muerte.

¿Como explicar este juego cíclico de la Semana Mayor de la Cristiandad, en esta nuestra Ciudad, la Real?
Cuanta emoción escondida en la memoria de cada ciudadrealeño y cuanta Ciudad, la Real, concreta en la emoción de cada nazareno.

Y no hay explicación, como no hay espacio vacío en esos altares dorados, platas encendidas o caobas suspirantes que son los pasos barrocos de la Pasión por nuestras calles, de la pasión según los cofrades de esta ciudad.


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