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jueves, 23 de agosto de 2012

Un año más

No hay tiempo para ensoñaciones. Lo vivido podremos recrearlo mas adelante, ahora hay que seguir y es hora de escribir la ultima pagina de las vivencias de estos días para cerrar un capitulo más de este libro de la memoria. Se han vivido unos días intensos, que hay que cerrar con un broche luminoso.
Eran... dos largas filas de puntos luminosos, que lo mismo podrían ser estrellas, que las luces de los cirios naturales, o lo que fuera... Solo las luces de los cirios, era lo que se veía... Y allá al final de estas filas de luces, o constelación de estrellas, destacándose sobre el cielo del horizonte de la ciudad ese río de luces en movimiento continuo, que nos trae a la Señora, que viene arropada por todo un mar en bonanza, que en la noche más bella y menos esperada alcanza, la plenitud de sus olas. ¡Quien pensó dejarla sola! ¿No te conmueve su mirada? ¿No te alegra la sonrisa de su Niño que abraza? Trae en los labios la brisa que se respira en el cielo; y su mirada serena, limpia ya de todo llanto, va iluminando el encanto de su carita morena, Inmaculada azucena, los ángeles a porfía, la saludan cada día; ¡Dios te Salve, Morena del Prado!
Y el pueblo que sabe de teología, a su manera, y acierta, quiere decirle lo mejor, lo mas bonito, aquello que recojan las Escrituras como el mejor piropo. "Por eso me llamaran bienaventurada todas las generaciones"... Bienaventurado, lo dijo Ella misma. Pero el pueblo se lo dice a su manera, como un hijo a su Madre, como un enamorado a su novia, como un padre a su hija, como un creyente a la Bienaventurada Madre de Dios y Madre de todos los hombres. como mejor sabe decirlo, y así hay que entenderlo, que nadie se ofenda: Ciudad Real le dice ¡Guapa!, y con eso se lo esta diciendo todo.
La noche puso el punto final, cuando la Basílica cerro sus puertas y un año mas le decimos, "Madre mía, que el año que viene nos veamos igual".

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