
¿Y lo sagrado? Está presente en estos rincones como lo ha de estar siempre, como vacío colmado, como ausencia en la que ha quedado impresa una huella de presencia. Lo sagrado esta aquí, intacto, ofreciéndose a quien aspire a Él, en la verdad del espacio sagrado en el que viven nuestras imágenes. Porque todo lo que en estos rinconcitos queda es emanación de su presencia. Así sale Dios a la calle en nuestra ciudad, llevado por capataces y costaleros cuyas voces o pisadas se oyen en el transcurrir de los días y cada vez que uno de estos mágicos lugares sale a nuestro encuentro.
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