Y es que…cuanta fe guarda…
Varada en su altar de plata, con su cara de gracia y finura desbordada y las manos abiertas,… afrentando al acallo peregrino del recelo… rima desligá del verso en la que anida el pellizco, faltriquera del alma donde nos aguardan las cuentas que respetar.

Es aproximarte hasta Su destello, y Su propio destello es suficiente para rodearte, para ampararte, para estimular espeluznos en cada respiración, en cada palpitación del aire, en cada trazo que esbozas apenas sin que eches cuentas sobre el filamento de un credo que en Su Soberana estampa atesora todo el raciocinio del orbe. Nadie está al tanto -ni debería de estarlo-en donde reside Su tirón… cuentan que en su mirada,… refieren que en su lozanía…apuntan que en su resplandor…Los catedráticos le imponen parte de la carga al sol cuando hilvana su dorso con alfileres de perfidias…y los educandos presumen que la imputa la posea la luna… refieren que es la única que consigue alumbrar la madrugada cuando esta lo ilustra todo por completo… mas, los cabales no concurren en acuerdo… los delirantes solo requieren del azulado de su mirada… los devotos, de su favor… los honestos pretenden solicitar su compasión… y sus paisanos…sus paisanos sin más piden arder su nombre en los labios para adentrarse en el reino de los cielo por Ella coronado.
Y es que…cuanta fe guarda varada en su altar de plata.