Y...ahora si. Ahí quedo. El Dulce Nombre vuelve a su temporal y universitaria "capilla", los cuerpos rotos, los aplausos, las lagrimas de los hermanos y la ultima oración del costalero y cuando las puertas se cierran y solo se vislumbra en la penumbra el paso, las nostalgias inundan el aire de la calle. Y entonces, de improviso, te encuentras muy cansado.
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